La historia habla sobre un mundo en nuestra mente, en donde habita una Diosa y sus pensamientos. Todo comienza al nacer, la mente es inocente, pero al crecer van llegando nuevos pensamientos, tanto buenos como malos, todos con algún propósito. En la mano de la Diosa está la piedra luminosa, que le brinda el poder de ordenar los sueños. Las apariciones de estos pensamientos en los sueños solo dependen de ella, por lo cual, nunca actúan por sí solos, no pueden invadir la mente.

 

La Diosa se rodeaba cada vez más de estos pensamientos, todos siguiendo sus ordenes tal como se hacía desde sus orígenes. Sin embargo, un día, llegó un pensamiento sin propósito, era el pensamiento en blanco, era oscuro y destructivo; quería sustituir a los demás y apoderarse de la mente dormida,  tal vez si tenía un propósito: hacer desaparecer los sueños.

 

Al ver a la Diosa, se enamoró perdidamente de ella, su luz lo atrajo, aunque se sentía fascinado por ella, su propósito seguía firme. Al tomarla de la mano, la piedra perdió su luminosidad y la Diosa cayó en un profundo sueño. Los demás pensamientos encerraron al pensamiento en blanco y la Diosa logró despertar, lo que no sabían es que su poder era más fuerte que el de los demás.

 

De vez en cuando, el pensamiento en blanco seduce a la Diosa, engañándola y haciéndola más débil, así logra que su poder se filtre y ordene a la mente no soñar o incluso olvidar cualquier cosa que soñamos.